domingo, 28 de enero de 2018

Las Grietas de Jara

 esto no es un crítica
es mi forma de descargar mi odio hacia a Joaquín Furriel


   
    Durante mi adolescencia sufrí el mismo mal que seguramente sufrieron muchos de los que están leyendo esto. El mal de que te elijan último cuando armaban equipos en educación física. Y “elegir” es una forma de decir, porque en realidad no me elegían, quedaba último y no tenían otra opción que aceptarme en un grupo. Mi en los partidos era siempre el mismo, me tenía que quedar paradito en algún lugar intentando no molestar a los demás. Cada tanto corría un poco para que el incompetente del profesor me viera hacer algo así no me desaprobaba.  Me acuerdo que la primera vez que jugué al fútbol me llegó la pelota a los pies y como vi que otros dos compañeros se acercaban para sacármela la agarré con la mano. Fue algo instintivo. Casi animal. Mi cerebro supo que no iba a poder defender el objeto con mi inútiles pie y le mandó una orden a las manos para que lo protejan. Lógica pura aunque atentaba contra el reglamento del deporte. Asumo que así se inventó el handball.
    En una época prohibieron el fútbol en eduación física, entonces mi curso (el B) armó un equipito para jugar en la plaza. Se llamaba “El Fasto” y no sé si por lástima o por amistad me sumaron. Usábamos unas remeras blancas pintadas de rojo, amarillo y verde con témperas. Y atrás cada uno se puso el número que quiso. Yo me pinté el 7, aunque nunca supe en qué posición juega alguien con ese número. Siempre jugábamos contra el otro curso (el A) muchos más profesionales que nosotros. Ellos se mandaron a hacer camisetas de fútbol y cada cual tenía el número que le correspondía a su posición. De haber estado en ese equipo no sé qué número me hubiese tocado, no sé qué número usa el jugador cuya posición es cualquiera donde  no moleste al resto de los jugadores.  De todas formas siempre estaba atento al partido esperando el momento de tener una oportunidad para demostrar mis incuestionables habilidades futbolísticas. Un día llegó ese momento. Y metí un gol.
    Las Grietas de Jara nos relata la poco interesante historia del poco interesante Joaquín Furriel, un arquitecto que hace veinte años que trabaja para un estudio que no lo quiere hacer socio. Un día cae Oscar Martínez (el Jara del título) que es el dueño de una propiedad con una pared agrietada por culpa de una construcción de Furriel, y le reclama una indemnización por los daños ocasionados. Datos más datos menos eso es lo que nos cuenta el tráiler, pero la película arranca tres años después de eso. Joaco sigue trabajando para el mismo estudio con Soledad Villamil como compañera y Santiago Segura de jefe. Un día cae una chica a preguntar por un tal Nelson Jara. Lo que pasa es lo siguiente:
    - Hola, estoy buscando a Nelson Jara – dice la chica. Joaquín Furriel mira a Santiago Segura, Santiago Segura mira a Soledad Villamil, Soledad Villamil baja la mirada - ¿Lo conocen?
    - Ehhhh – duda Santiago Segura y mira a Soledad Villamil para que responda. Ella no lo hace. Se queda callada – No me suena. – Santiago Segura mira con temor a Joaquín Furriel, Joaquín Furriel esquiva su mirada y mira con incomodidad hacia un costado. Soledad Villamil mira a la chica y cuando la chica la mira ella baja rápidamente su mirada.
    - Bueno… - dice la chica – Aunque me parecieron muy sospechosos sus silencios y sus miradas incómodas voy a creerles. Les creo que no conozcan a Nelson Jara aunque con su actitud me demuestran lo contrario. Un beso y nos volveremos a ver cuando la trama lo requiera – la chica se va. Los arquitectos se relajan.
    De ahí van a un flashback donde nos muestran a Jara quejándose por la grieta. Ya en esas dos primeras escenas entendí que algo raro pasó con Jara, que probablemente los arquitectos lo mataron y escondieron su cuerpo. Tuve que esperar una hora y veinte para que me confirmen que mis sospechas, y seguramente las sospechas de toda la sala, eran correctas. Lo eran.
    De todas formas la película cuenta algo más que el misterio de Jara y sus grietas. El protagonista es Joaquín Furriel y sus frustraciones. Está frustrado como profesional, como marido y como amigo. Él se va conociendo a sí mismo a través de los ojos de su antagonista, del mismísimo Jara. Una idea buena pero ejecutada tan mal como te la puedas imaginar. Específicamente por culpa del mismísimo JOAQUÍN FURRIEL.
    Tres amigos de distintos rincones del país me dijeron que Joaquín  era buen actor. Pastor Luna (de Santa Fe) Gastón Julis (de Buenos Aires) Alejandro Akimenco (de Formosa) aseguraron que actuó muy bien en El Patrón. Una película que no vi. No dudo de la palabra de estas tres personas a quienes respeto mucho, pero si dudo de Joaco. Quizás bien dirigido, con mucho entusiasmo y con un personaje que lo acompañe él nos puede engañar y fingir que actúan bien. Pero eso no lo convierte en buen actor. Una vez metí un gol, pero eso no me convirtió en un buen futbolista. Estaba parado en el lugar indicado y en el momento indicado para que el verdadero virtuoso en el deporte me hiciera el pase justo y necesario para que yo estirara la pierna para empujar la pelota con mi pie adentro del arco. Nada más. Si alguien pasaba en ese momento y me veía se iba con la idea de que yo era un goleador. Pero lejos de eso. Nunca jugué bien al fútbol ni a ningún otro deporte(*). Con el Joaco Furriel habrá pasado lo mismo con El Patrón, porque el Joaco Furriel que yo conozco es incapaz de  expresar con su rostro los sentimientos que el guión le pide. Le encontré muchas similitudes con Henry Cavil en Superman o con Stallone en Rocky. La cara de enamorado de Furriel es muy igual a la cara de enojado de Furriel y también es igual a la cara de triste de Furriel. Hay una escena clave que demuestra mi punto. Llega un momento que Joaquín no soporta más su vida de mierda. La situación lo superó. De ese momento pasa a una escena donde está de rodillas en el piso de su oficina rompiendo un pedazo de su maqueta. Al rededor suyo está todo destrozado. Las otras maquetas, los escritorios, los cuadros, todo. Todo roto. Claramente lo destrozó él y a nosotros nos muestran el momentito final de ese ataque de ira. ¿Por qué harían algo así? Uno de los momentos cinematográficos más satisfactorios es cuando el protagonista se hincha las pelotas y rompe todo. Satisfactorio para el espectador y también para el actor porque es un gran momento para desplegar sus dotes actorales. ¿Por qué privarnos a todos de esa escena? Yo creo (y esto es una completa especulación) que la escena la filmaron y quedó tan mal actuada, tan Tommy Wiseau, que decidieron no ponerla en el corte final. Me voy a comprar el Blu Ray con las escenas eliminadas solo para ver a Furriel gritar como un loco "¡Why Jara, Why!"
    Todo lo anterior me dió mucha lástima porque quizás con otro actor la película hubiese estado buena. Con Sbaraglia por ejemplo. Bah… eso si Sbaraglia se hubiese negado a decir todas las frases poético berretas que el personaje de Furriel decía, o si se hubiese negado a hacer tan obvio todo el misterio de Jara, o si se hubiese metido en el estudio de edición de sonido a pedir que le pongan algún efecto al audio así todos los diálogos no se escuchaban como si estuviesen hablando adentro de un auto. En resumen, la película necesita muchos cambios para considerarla buena. Mejor déjenla así.
    Probablemente lo peor de todo sea la escena donde Furriel habla de sexualidad con su hija adolescente. La cosa empieza cuando la madre la encuentra besándose con una amiga. Entonces se pone muy mal porque cree que su hija es lesbiana. Furriel, que es un padre progre, va a hablar con la hija. Voy a intentar transcribir el diálogo lo mejor que me acuerdo sin exagerar nada porque demasiado exagerado está el original:
    - Papa, me besé con una chica. ¿Soy lesbiana?
    - Eso decímelo vos – le contesta Furriel.
    - Yo creo que no. ¿Por qué a la gente le gusta poner etiquetas? Me besé con una chica pero también con muchos chicos. ¿Por qué la gente quiere ponerle nombre a todo?
    - Tenés razón hija. Vos tenés que hacer lo que te haga feliz.
    A ver… la escena tiene buenas intenciones. Estoy de acuerdo con lo que plantea la chica. Pero ¿esa es la forma más sutil que se les ocurrió? ¿No había una forma menos obvia de contar eso? ¿Cuántos años tiene el guionista? ¿Quince?
    En fin…
    Fui a verla con muchas expectativas y salí decepcionado. Eso me pasa por esperar mucho de una película que nunca me prometió nada. Mi puntuación es de 714 sobre 1777.



(*) salvo al ping pong. Soy un excelente jugador de ping pong. 

14 comentarios:

  1. Yo vi El Patron y me gusto y Furriel si actua bien en esa pelicula. De hecho, creia que era un buen actor pero solo vi esa pelicula, asi que por ahi fui engañado.
    PD: Oscar Martinez siempre hace el mismo papel en todas las películas o le dan algún otro?

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    1. No, hace el mismo. Pero acá tiene pelo largo.

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  2. YOU'RE TEARING ME APAAART JARAA!

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  3. No vi la peli, pero me sentí tan (pero tan) identificado con tu (no) habilidad con los deportes !!genio

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  4. Más que un descargo, una advertencia para evitar un aburrimiento masivo en el cine del tortuguitas

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  5. Hola, tu anécdota de la clase de Educación Física es casi calcada de la mia. Recuerdo que cuando había que hacer grupos para practicar ejercicios de voley ninguna quería practicar conmigo, tanto así que tenía que ponerme a practicar con el profesor, nunca nadie me pasaba la pelota en el voley o handball o cuando me la pasaban hacía todo mal... Siempre mala en los deportes excepto en el quemado, ya que siempre llegaba hasta el final, solo que al quemado jugaba durante la primaria, los seis años siguientes fueron puro voley, handball y ejercicios.


    Extrañaba estas entradas en el blog.

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    1. Yo también era muy bueno en el quemado (aunque yo le decía mata sapos, si es que estamos hablando del mismo juego) Aunque era más bueno sobreviviendo que matando a los demás porque no tenía puntería.

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    2. Jajajaj yo también, siempre llegaba al final, pero sin agarrar la pelota ni una sola vez si mal no recuerdo... Acabo de buscar lo del mata sapos y sí, es el mismo juego. :)

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  6. Hola,no vi la pelicula pero el libro fue bien interesante.Furriel tiene iman con las mujeres porque lo vemos bellisimo.En El Patron estaba un poco desfigurado pero actuo muy bien.Tambien me gusto en la miniserie El Jardin de bronce.Que suerte que te lei,me gusta como escribis

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  7. Entiendo dónde va la critica y no ví "las grietas de jara" pero si "el patron" (donde concuerdo que actuo bien) no es por defender a Furriel pero me parece que caes en un error al desacreditar una actuación (el patrón) diciendo que puede deberse a que fue bien acompañado/dirigido pero después desacreditada una película por su mala actuacion diciendo que capaz hubiese sido buena con un buen actor.
    No quiero extenderme mucho, así que en resumen me apoyaría más en una mala dirección y mal guionista que mal actor.
    * Hay que dejar de lado ese starsistem hollywoodense, un actor por si solo no puede hacer cine

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  8. You cant handle the truth, Jara!
    Furriel es el Estevanez cool, tiene las dotes actorales del chueco Suar y la capacidad de reflejar emociones de Keanu Reeves, pero cada tanto mete una obra en el San Martin entonces es un "Actor dramatico".

    BTW, me sumo al equipo de los pataduras y si juntamos 10 podemos jugar el peor partido de futbol del mundo (despues sale una birra)

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  9. Coincido con usted Señor Don Jorge.
    A mí me parece que el guionista pensó "qué cosas la gente nunca dice?"
    y con eso escribió todos los diálogos. Una adolescente le va a preguntar al padre si es lesbiana porque besó a una amiga? La escena del bar en la que se ponen a hablar de la factura de gas, cualquier cosa.

    Me siento Apu criticando Juanito y los Clonosaurios.

    A propósito, nosotros al quemado le decíamos delegado.

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  10. El problema aca Jorge es que el libro del cual se inspira es igual de malo. Lo lei hace mucho, asi que capaz me equivoco, pero creo que el dialogo sobre sexualidad es literal lo que dice en la peli. Eso no exime a los guionistas, que no supieron adaptar una obra al contexto sociotemporal actual.

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