jueves, 11 de enero de 2018

Lady Bird

Durante mi infancia, adolescencia y protoadultez cargué con el peso de llamarme Jorge Luis. Los motivos por los cuáles me bautizaron con ese nombre son un poco cuestionables. Mi mamá me contó una vez que me puso así por Borges, sin embargo ella jamás leyó uno de sus libros. Si realmente fue así probablemente lo hizo porque Borges murió un par de meses antes de que yo naciera, no por admiración literaria.  Tener 10 años y llamarse Jorge ya es algo difícil de sobrellevar, pero llamarse Jorge Luis es aún peor. Más teniendo en cuenta que mi mamá se empecinó en usar los dos nombres siempre que me hablaba. Algo que en cierto punto tiene sentido porque por algo le pusiste a tu hijo  dos nombres en vez de uno. De todas formas siempre lo detesté. Su “¡Jorge Luis!” me taladró tanto la cabeza que hasta el día de hoy lo escucho mientras duermo. Bueno, tanto no. Tan traumado no quedé.
    En un extremo completamente opuesto a mi mamá está mi papá. Él jamás me llamó Jorge Luis, jamás me llamó Jorge, jamás me llamó Jor. Él se refería a mi  (y se sigue refiriendo) como “El Nene”.  Apodo que de chico me hacía sentir aún más chico y de grande me hace sentir como un mafioso del conurbano. Ningún extremo me hacía feliz, tampoco los puntos medios. “Jorge” me resultaba un nombre de viejo, específicamente de viejo aburrido.  En la escuela me apodaron "Pina", claramente por mi apellido. Y todo iba bien con ese apodo hasta que un amigo, Casper, me dijo que así se llamaba una vieja que era vecina suya. Evidentemente estaba destinado a llevar un nombre octogenario. Me pregunto si mi personalidad de mi yo adulto se moldeó a partir de mi nombre, si ciertos aspectos de mi inmadurez son producto de esos  “Nene” que me decía mi papá.  Qué hubiese pasado si me llamaba Santiago o Federico. Qué hubiese pasado si me imponía ante mi madre y le pedía que no me llame más Jorge Luis. Qué hubiese pasa si hubiese tenido la creatividad de inventarme un apodo que me haga sentir cómodo. Por ejemplo... no sé... El Laucha.
    Christine se hace llamar Lady Bird porque su nombre no la identifica. La película arranca con esta adolescente que no está conforme con ningún aspecto de su vida, específicamente con el lugar donde vive. Vive en un pueblo muy chico y muy católico que pareciera no brindarle oportunidades para su futuro. Y por lo que entendí su casa queda como en las afueras del pueblo, en  una zona donde vive la gente de clase media tirando a baja (*)  Ella tiene la sensación de que todos están en su contra y que nadie la deja crecer. Con el tiempo irá descubriendo si eso es realmente así o es una paranoia adolescente o un poco de las dos cosas. Apuesto más por lo segundo porque creo que la película nos quiere mostrar específicamente eso... que hay grises.
    En la reseña de Call Me By Your Name expresé mis deseos de tener unos padres como los del protagonista, porque mis padres eran más parecidos a los de esta película. La directora y guionista, una tal Greta Gerwig, nos muestra a los padres de Lady Bird desde la perspectiva de una adolescente rebelde. Pero yo, un hombre adulto que tiene trabajo y barba, pude llegar a ver a mis propios padres desde mi óptica actual y verme a mí mismo reflejado en Lady Bird. Pero por suerte la película no se para en ninguna postura. No es una mirada resentida ni culposa. Es una mirada objetiva para que notemos que estos padres a veces la cagan sin darse cuenta,  y que la rebeldía adolescente no es un capricho sino que es la respuesta a no encajar en ningún lado.
    El guión no se queda en eso solamente, la va llevando a Lady Bird por distintos conflictos. Ninguno muy original, todos ya demasiado vistos en el cine (que la virginidad, que la homosexualidad, que la amistad, que ser pobre, etc) pero ahora con una mirada más siglo XXI y desde el punto de vista de una mujer. Si tuviese que compararla con otra película la compararía con Superbad, pero son muy diferentes. Así que la comparación no tiene sentido.
    No es la mejor película del 2017 pero si tiene, junto con Good Time, uno de los mejores montajes del año. Usa la misma premisa de mostrarnos específicamente lo que necesitamos y no andar con planos fijos de cinco minutos de Lady Bird comiéndose una tarta(**)  La película tiene un montaje adolescente que va al ritmo de las inquietudes de la piba y de ese frenetismo que nos genera querer hacer muchas cosas pero no saber por dónde empezar.  Sumándole todos los paralelismos que generan entre Lady Bird y su madre, y esos montajes terroríficos donde nos muestran cómo funciona una escuela católica y su malévolo régimen adoctrinador. Y me parece que le sobran veinte minutos o media hora. Pero esa es una sensación que tengo con casi todas las películas.
    Lo más criticable de Lady Bird es su condición de olvidable, porque por más que me gustó y la pasé muy bien viéndola seguramente en dos meses no me acuerde de su  existencia. Aunque si la hubiese visto de adolescente me hubiese pegado mucho más, porque como Lady Bird acepté mi nombre ya de grande, incluso le agregué un “Don” al “Jorge” para legalizar más que tengo un nombre de vejete. Aunque investigando en internet descubrí que hubo una proliferación de niños bautizados Jorge Luis entre 1986 y 1987, supongo yo que gracias a Jorge Luis Burruchaga integrante de la selección que salió campeón del mundo en México 86.




(*) Un yanki de clase baja es el equivalente a un argentino de clase media. 
(**) Hablo de la película A Ghost Story, película que me encantó especialmente por ese tipo de planos, porque ahí si tenían que ver con la película. 
(***) No supe donde meter el puntaje así que lo meto acá. Es de 1368 sobre 1777.

18 comentarios:

  1. Este... ¿lo mejor que he leído sobre cine últimamente? Como la sección de comentarios esta vacía, y si no lo estuviera nadie podría saber lo que he leido o pienso me daré el gusto de responderme a mi mismo... Si, si es lo mejor que he leido con respecto a cine, un aíre fresco en un mundo donde las críticas a esta película no pasan de ¡LO MEJOR QUE SE HA HECHO EN ESTA PUTA VIDA! A solo "meh, diré que es una mierda solo porque me gusta llevar la contraria y necesito atención"
    Eres el mejor Jorje, te lo digo con todas las presiones que eso conlleva

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    1. Muchas gracias querido Emiliano. Si, los críticos oficiales son todos unos giles. Gracias por leer y disfrutar. Un abrazo.

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    2. Aguante 20th Century Boys vieja

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Don Jorge, yo llevo el problema de tener de segundo nombre "Thomás" (si con h y con tilde), hasta el día de hoy me siguen discutiendo que no lleva tilde y lo dicen con un acento britanico muy malo.
    Con respecto a lo escrito, gracias por crear este blog, leer lo que escribis es muy entretenido, segui asi genio

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    1. Deciles a todos que se vayan a la mierda. Vos te llamás como querés

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  4. Hola Jorge, que página usas para bajarte películas de Torrent? Gracias

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  5. Esperen un momento, se llama Jorge? yo le decía "voz rasposa" por qué nadie me lo había dicho antes? Debí haber parecido un idiota

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  6. Porfin vuelve el villano mas villano de la historia de la humanidad... la Iglesia Catolica (y sus escuelas conservadoras)
    Capaz que ellos inventaron los nombres Jorge y Luis

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  7. Después de tu anécdota no pude concentrarme en lo que decías sobre la película. Lo único en mi cabeza era la escena de "confesiones de una típica adolescente"; donde ella le recalca a su madre que su nombre es Lola, pero esta le dice que Mary es el nombre que ella escogió y así va a llamarla...
    Esto no tiene nada que ver con el asunto ni con nada importante

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  8. Hola, yo también tenía una vecina vieja que se llamaba Pina! un tío que se llama Jorge y pensé que los de la generación del 86 en adelante comenzaban a tener nombres anglosajones, como Jonathan, Brian, Kevin.

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    1. La generación 86 seguramente parió muchos Diegos, por Maradona.

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  9. Con decirte que me llamo Tulio y soy el quinto (y espero último) de mi familia con ese nombre... ya te imaginarás .

    Excelente tu blog tan bueno como el canal de YouTube, contas ya con un nuevo seguidor.

    Saludos desde Colombia.

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  10. 1. Yo me llamo Graciela Susana y soy del 83. Nombre de vieja, de madre, de tía, de maestra, de directora de escuela. Lo solucioné aferrándome desesperadamente al apodo q me puso una vecina a los cuatro años y que también es horrible: Gachi. Pero bueno, yo soy Gachi, no Graciela.
    2. Tenés razón en que un yanqui de clase baja es como un argentino de clase media en cuanto a plata o posesiones, pero no en cuanto a cultura o educación. Acá tenemos más recursos; no los usamos bien pero los tenemos. Falta incentivar el pensamiento crítico y el relacionar conceptos y conocimientos.
    3. Me encanta el blog.

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