jueves, 11 de enero de 2018

Lady Bird

Durante mi infancia, adolescencia y protoadultez cargué con el peso de llamarme Jorge Luis. Los motivos por los cuáles me bautizaron con ese nombre son un poco cuestionables. Mi mamá me contó una vez que me puso así por Borges, sin embargo ella jamás leyó uno de sus libros. Si realmente fue así probablemente lo hizo porque Borges murió un par de meses antes de que yo naciera, no por admiración literaria.  Tener 10 años y llamarse Jorge ya es algo difícil de sobrellevar, pero llamarse Jorge Luis es aún peor. Más teniendo en cuenta que mi mamá se empecinó en usar los dos nombres siempre que me hablaba. Algo que en cierto punto tiene sentido porque por algo le pusiste a tu hijo  dos nombres en vez de uno. De todas formas siempre lo detesté. Su “¡Jorge Luis!” me taladró tanto la cabeza que hasta el día de hoy lo escucho mientras duermo. Bueno, tanto no. Tan traumado no quedé.
    En un extremo completamente opuesto a mi mamá está mi papá. Él jamás me llamó Jorge Luis, jamás me llamó Jorge, jamás me llamó Jor. Él se refería a mi  (y se sigue refiriendo) como “El Nene”.  Apodo que de chico me hacía sentir aún más chico y de grande me hace sentir como un mafioso del conurbano. Ningún extremo me hacía feliz, tampoco los puntos medios. “Jorge” me resultaba un nombre de viejo, específicamente de viejo aburrido.  En la escuela me apodaron "Pina", claramente por mi apellido. Y todo iba bien con ese apodo hasta que un amigo, Casper, me dijo que así se llamaba una vieja que era vecina suya. Evidentemente estaba destinado a llevar un nombre octogenario. Me pregunto si mi personalidad de mi yo adulto se moldeó a partir de mi nombre, si ciertos aspectos de mi inmadurez son producto de esos  “Nene” que me decía mi papá.  Qué hubiese pasado si me llamaba Santiago o Federico. Qué hubiese pasado si me imponía ante mi madre y le pedía que no me llame más Jorge Luis. Qué hubiese pasa si hubiese tenido la creatividad de inventarme un apodo que me haga sentir cómodo. Por ejemplo... no sé... El Laucha.
    Christine se hace llamar Lady Bird porque su nombre no la identifica. La película arranca con esta adolescente que no está conforme con ningún aspecto de su vida, específicamente con el lugar donde vive. Vive en un pueblo muy chico y muy católico que pareciera no brindarle oportunidades para su futuro. Y por lo que entendí su casa queda como en las afueras del pueblo, en  una zona donde vive la gente de clase media tirando a baja (*)  Ella tiene la sensación de que todos están en su contra y que nadie la deja crecer. Con el tiempo irá descubriendo si eso es realmente así o es una paranoia adolescente o un poco de las dos cosas. Apuesto más por lo segundo porque creo que la película nos quiere mostrar específicamente eso... que hay grises.
    En la reseña de Call Me By Your Name expresé mis deseos de tener unos padres como los del protagonista, porque mis padres eran más parecidos a los de esta película. La directora y guionista, una tal Greta Gerwig, nos muestra a los padres de Lady Bird desde la perspectiva de una adolescente rebelde. Pero yo, un hombre adulto que tiene trabajo y barba, pude llegar a ver a mis propios padres desde mi óptica actual y verme a mí mismo reflejado en Lady Bird. Pero por suerte la película no se para en ninguna postura. No es una mirada resentida ni culposa. Es una mirada objetiva para que notemos que estos padres a veces la cagan sin darse cuenta,  y que la rebeldía adolescente no es un capricho sino que es la respuesta a no encajar en ningún lado.
    El guión no se queda en eso solamente, la va llevando a Lady Bird por distintos conflictos. Ninguno muy original, todos ya demasiado vistos en el cine (que la virginidad, que la homosexualidad, que la amistad, que ser pobre, etc) pero ahora con una mirada más siglo XXI y desde el punto de vista de una mujer. Si tuviese que compararla con otra película la compararía con Superbad, pero son muy diferentes. Así que la comparación no tiene sentido.
    No es la mejor película del 2017 pero si tiene, junto con Good Time, uno de los mejores montajes del año. Usa la misma premisa de mostrarnos específicamente lo que necesitamos y no andar con planos fijos de cinco minutos de Lady Bird comiéndose una tarta(**)  La película tiene un montaje adolescente que va al ritmo de las inquietudes de la piba y de ese frenetismo que nos genera querer hacer muchas cosas pero no saber por dónde empezar.  Sumándole todos los paralelismos que generan entre Lady Bird y su madre, y esos montajes terroríficos donde nos muestran cómo funciona una escuela católica y su malévolo régimen adoctrinador. Y me parece que le sobran veinte minutos o media hora. Pero esa es una sensación que tengo con casi todas las películas.
    Lo más criticable de Lady Bird es su condición de olvidable, porque por más que me gustó y la pasé muy bien viéndola seguramente en dos meses no me acuerde de su  existencia. Aunque si la hubiese visto de adolescente me hubiese pegado mucho más, porque como Lady Bird acepté mi nombre ya de grande, incluso le agregué un “Don” al “Jorge” para legalizar más que tengo un nombre de vejete. Aunque investigando en internet descubrí que hubo una proliferación de niños bautizados Jorge Luis entre 1986 y 1987, supongo yo que gracias a Jorge Luis Burruchaga integrante de la selección que salió campeón del mundo en México 86.




(*) Un yanki de clase baja es el equivalente a un argentino de clase media. 
(**) Hablo de la película A Ghost Story, película que me encantó especialmente por ese tipo de planos, porque ahí si tenían que ver con la película. 
(***) No supe donde meter el puntaje así que lo meto acá. Es de 1368 sobre 1777.

El Origen del Paty

Pocas cosas se llevan tan bien como el pan y el paty. Casi tan bien como la menta y el chocolate, o el jamón y el queso, o Thelma y Louise. En los comentarios de la publicación de la película de Capusotto se armó un debate sobre qué es y qué no es un Paty. Viendo que estábamos todos comentando sin saber me puse a investigar. Lo que van a leer a continuación es el resultado de esa investigación. Aclaración: toda la información que reciban gracias al texto no les va a servir para nada en la vida. No les va a servir ni para aprobar materias, ni para conquistar a su interés romántico ni para sobrevivir a una invasión zombie. No pierdan su tiempo y váyanse a hacer otra cosa.


Según datos poco precisos y fuentes poco confiables la primera vez que alguien en el mundo fabricó un medallón de carne picada y lo cocinó fue un tal Gavio Apicio, en Roma en el Siglo I después de Cristo. Pleno Imperio Romano. Aunque también se le adjudica el invento a una tribu nómade de Mongolia que lo cocinó por primera vez allá por el Siglo XII. Pero de nada sirve tanta hipótesis y tantos supuestos cuando fueron los alemanes los que, sin consultarle a nadie, lo bautizaron Hamburg steak, que básicamente era un medallón de carne picada tirada en un plato. Sin pan. Sin aderezos. Sin papas y gaseosa.
    Era inevitable que este invento llegara a Estados Unidos. O quizás Estados Unidos llegó al producto, mató a sus hombres, violó a sus mujeres, se robó su petroleo y se lo llevó para sus tierras. De cualquier manera empezaron a vender este Hamburg steak en diferentes ferias. Pero para no usar su nombre en alemán decidieron bautizarlo Patty. Que te cuento que un día, y no pongo las manos en el fuego por esta información, los feriantes se quedaron sin platos. A alguien se le ocurrió la brillante e innovadora idea de reemplazar el plato por un pan. Y no sé por qué a otra persona se le habrá ocurrido ponerle otro pan arriba. Así nació la hamburguesa yanki, que sería un patty entre dos panes. Entonces... los yankis no inventaron el patty, solamente lo pusieron entre dos panes y fundaron un imperio alrededor de eso.
    Más o menos por la década del cincuenta unos argentinos con buenos ojos para los negocios viajaron para Norteamérica y notaron que se vendía muy bien este patty metido entre dos panes. Ni lentos ni perezosos dijeron "ya fue, nos choreamos la idea y la hacemos en Argentina" Más o menos fue lo mismo que pasó con varios productos televisivos y cinematográficos.
    Estos argentinos se volvieron para acá y montaron su propia empresita de medallones de carne picada y la nombraron Paty (con una sola T). Para que se entienda mejor es como si unos yankis vinieran de visita a Argentina, creyeran que la yerba podría ser un buen negocio en sus tierras, montaran su propia empresa y la bautizaran "Yerbba". No sé si se entiende.
    Como en aquella época Paty era la única empresa distribuidora de medallones de carne picada se volvió popular al toque, y por eso hoy por hoy le decimos Paty a cualquier marca... incluyo al objeto en cuestión. No está mal siempre y cuando entendamos que cuando le decimos Paty le estamos diciendo por su nombre en inglés.
    Este fenómeno tiene un nombre pero ahora no me lo acuerdo. Me refiero al fenómeno de que la marca trascienda el producto. Hay muchos ejemplos más. Decimos cinta Scotch en lugar de cinta adhesiva, Cotonetes en vez de hisopos, Curitas en vez de apósito, Gillette en vez de hoja para afeitar, Liquid Paper en vez de líquido corrector, y así. Lo que está en negrita es en realidad el nombre de la marca más conocida, no el del producto.
    Toda esta información que acá les brindo se vuelve completamente inútil en este siglo donde cualquiera puede buscarlo en Internet y encontrarlo mucho mejor explicado. Pero bueno... algo tengo que hacer para olvidarme que es de noche y hace treinta grados de calor.

 


27: El club de los malditos



    esto no es una crítica
tampoco es una opinión
es una advertencia


Dejar de consumir harinas es un trabajo que requiere compromiso, tanto como para no caer en la tentación como para no trastabillar ante la dificultad. Para los que no saben casi todo lo que se come rápido, fácil y al paso tiene harina. Desde una pizza hasta una inofensiva milanesa.  Después del ensayo de La Obra de Mi Vida tenía una hora para comer antes de la función en el cine. Alguien con una personalidad organizada que está siempre dos pasos adelante se hubiese preparado algo con anterioridad. Yo no soy esa persona y tuve que resolver sobre la marcha. Para eso utilicé mi "comodín", o como lo bautizaron en Cuestión de Peso... EL PERMITIDO.
    Rara vez me manejo entre grises, siempre voy entre el blanco y el negro. Por eso le propuse a Natalia de ir a McDonalds, porque si me voy a meter harina en el cuerpo que venga acompañada de grasa y triquinosis. Me dio un poco de culpa ver como Natalia, aún estando en una casa de hamburguesas, se pidió una ensalada.
    - Yo también podría pedirme una ensalada - pensé - y dejar el permitido para otro momento. Si, voy a hacer exactamente eso. Voy a pedirme una ensalada.
    Pero para cuando terminé de reflexionar ya estaba sentado en la mesa con una Big Mac. Por lo menos tuve la decencia de pedir jugo en vez de gaseosa. Eso habla un poco bien de mi.
    Mientras comía la hamburguesa me iba dando cuenta de la decadencia de McDonalds. El queso, lejos de ser amarillo, tenía un tono fosforescente poco sutil. Y los patys(*) presentaban una sospechosa coloración marrón acompañada de una textura áspera. Igual estaba muy rica, y aunque la disfruté en su momento cuando tragué el último bocado me di cuenta que estaba lleno de culpa. Me tendría que haber pedido una ensalada.
    De todas formas no sentí tanta culpa como después de ver 27: El club de los malditos. Culpa por haber desperdiciado tiempo y dinero en semejante mierda. Pero más culpa aún por haber expuesto a los oyentes del podcast a esta atrocidad. El 2018 recién empieza y aún quedan muchos bodrios por delante, pero estoy seguro que está película va a quedar en el top 10 de las peores.
    27: El club de los malditos arranca con una idea interesante. Plantea que no puede ser casualidad que muchas personalidades famosas del rock hayan muerto a los 27 años. La hipótesis es que hay una conspiración detrás de todo esto. Ponen de ejemplo a Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Amy Winehouse y Sid Vicious. No los nombran directamente sino que dicen, por ejemplo, Janiz Joplin. Esto les podría servir de excusa cuando alguien le diga "Sid Vicious murió a los 21, no a los 27" Porque sino no se entiende como se puede cometer un error tan pelotudo.
    Cuestión que la película arranca con la muerte de un cantante punk que se suicida teniendo 27 años, y justo paseaba por ahí Sofía Gala que filmó todo con un celular con tan buena calidad que si hacías zoom podías ver una sospechosa silueta paseándose por la ventana, lo que le da a entender que no fue un suicidio. Estas pistas llegan al comisario del barrio, Diego Capusotto, que es alcohólico, mal llevado, hincha de racing y un apasionado por cagarse a trompada en los bares. Juntos van a investigar este caso y a descubrir quien está detrás de todo esto.
    Lamentablemente la respuesta es decepcionante y no está a la altura de la pregunta. Creo que la idea le quedó grande al guionista porque no tuvo la suficiente creatividad para desarrollarla y cayó en un lugar común y en una ridiculez. El lugar común es que los rockeros fueron asesinados por un bajista frustrado que fue rechazado por Jim Morrison entonces buscó venganza asesinando otros músicos. La ridiculez es que cada 27 años Saturno da una vuelta a no sé donde y por eso siempre a esa edad te paso algo significativo. ¿Es un chiste? se estarán preguntando. No, no lo es. Lo deja muy en claro Sofía Gala en un explícito monólogo. A medida que la trama avanzaba y se iba desenrollando el misterio mi decepción iba creciendo. Fue como la hamburguesa de McDonalds que minuto a minuto le iba encontrando nuevos defectos pero aún así la seguía comiendo.
     De  27: El club de los malditos no rescato nada. Las actuaciones son espantosas. Empezando por Capusotto, siguiendo con Sofía Gala y terminando con Guillermo Toledo. Por suerte El Polaco aparece dos segundos y lo matan, y Nai Awada dice dos diálogos y la tiran de un auto. Aunque seguramente los peores son los actores que interpretaron a los rockeros famosos mencionados anteriormente, porque además de actuar mal hablaban en un inglés poco creíble. No, seguramente el peor es Yayo que interpreta, escuchate esta, a un científico loco que, no sé como, consiguió los cadáveres de todos los roqueros y, tampoco sé como, los pudo revivir. Todo muy impresentable.

    Si leés esto que estoy escribiendo o si solo viste el trailer podés llegar a pensar que la película es una bizarreada a la altura de The Rocky Horror Picture Show. ¡PERO NO! ¡POR FAVOR NO CREAN ESO! Tenían todo para ser algo así, tenían todo para delirar y hacer un absurdo hermoso. Tenían todo y no aprovecharon nada. ¡NADA! La película queda en un sketch de Peter Capusotto y sus vídeos mal hecho y que dura una hora y media más de lo que tendría que durar.
    No quisiera terminar esto sin resaltar lo lenta que avanza la trama, los efectos especiales malos que no legalizan que son malos y los quieren hacer pasar por buenos, lo poco aprovechada que está la cultura musical argentina al punto que no pusieron a Rodrigo Bueno, el abuso de cámaras lentas... en fin. Si Zack Snyder viviera en Argentina haría películas así.
    Mi placer culposo, además de comer hamburguesas en plena dieta de no harinas, es ver películas malas. Pero no tengo grises, me gustan pésimas(**). Esta cosa no llega a ser muy mala como para pegar la vuelta. Solamente está mal hecha. No gasten un peso para verla en el cine. Mi puntuación 354 sobre 1777.

(*) Siempre pensé que decirle Paty al medallón de carne que va entre dos panes era una costumbre nacional. Mi amigo el Facha, oriundo de Rosario, me hizo notar que mi pensamiento era muy unitario. No sé como le dirán en otras provincias, me olvidé de preguntarle. 
(**) Al principio iba a poner "Pero no tengo grises, me gustan malas malas malas" Después decidí cambiar por PÉSIMA. Ahí me di cuenta que PÉSIMA = MALA x 3.

miércoles, 10 de enero de 2018

Three billboards outside Ebbing Missouri

esto no es una crítica
es un recordatorio para el Jorge del futuro
Sepan disculpa la redacción vergonzosa 


    Three billboards outside Ebbing Missouri, que nombre de mierda. No me lo pude aprender hasta que no terminé de ver la película. Y aún así tampoco me sale escribirlo. Mucho menos pronunciarlo. Para buscar algo de la película tenía que poner en Google "Woody Harrelson película 2017" y ahí con suerte aparecía el nombre. Gracias a esta retorcida forma de buscar aprendí muchas cosas sobre la vida de Woody (Harrelson, no Allen) Me enteré que es vegano, que está a favor la la legalización de la marihuana, que no come comida cocinada(*) y que un día lo metieron preso por cultivar marihuana pero después se descubrió que en realidad estaba cultivando cáñamo como un experimento para demostrar que la ley es estúpida. No hace falta ningún experimento para demostrar eso.
    En fin.
    Al final pude bajarla y verla. Three billboards outside Ebbing Missouri (copio y pego cada vez que tengo que escribir el nombre) nos cuenta la historia de una mujer, Frances McDormand, que perdió a su hija a manos de un violador. Siete meses después la policía sigue sin encontrar al culpable y pareciera no tener intensiones de hacerlo. Cansada de la inoperancia policial pone al costado de la ruta tres carteles gigantes. Uno dice "¿Todavía no hay arrestos?", otro dice "¿Qué pasa, jefe Willoughby?" Y, finalmente, "La violaron mientras moría". Esto va desmembrando varias historias de los habitantes del pueblito ese. Por un lado la del tal Jefe Willoughby (interpretado por el vegano Harrelson) que es el jefe de la policía y que según él ya no hay formas de avanzar con el caso. Y además tiene cáncer. La historia de Sam Rockwell, un policía racista que vive con la madre. Y la historia del pueblo en general que toma diferentes posturas: #TeamSeñora o #TeamPolicía.
    Aunque la película intenta plantearte objetivamente esas dos posturas es imposible no ponerse en el #TeamSeñora. A la mujer le mataron (y violaron) una hija y el culpable sigue sin aparecer, y desde su perspectiva la policía no está haciendo nada. Su escrache es válido pero empezamos a dudar cuando conocemos un poco a Woody, que pareciera ser un tipo honesto y muy sincero cuando le dice que la investigación está trabada y que ya hicieron todo lo posible, pero volvemos a dudar cuando somos testigos de lo impresentables que son en la comisaría. Y seguimos dudando cuando el cáncer de Woody avanza. Pero después nos enteramos que la Señora no era tan buena madre antes de que su hija muriera como lo es con ella ya muerta. Después se siguen presentando argumentos y se siguen presentando dudas. Con todo esto se nos despierta una doble moral que es lo que más destaco de control C control V Three billboards outside Ebbing Missouri. Y en el medio de este debate moralista, de esta guerra civil entre los civiles y la policía, se pierde, intencionalmente, el foco de lo realmente importante: la chica sigue muerta y el culpable sigue libre.
    Alejándonos un poco de lo argumental creo que el tono que se eligió para narrar la película fomenta esta doble moral que mencioné antes. La tragedia es atravesada por la comedia en los momentos más inoportunos (inoportunos para la situación, no para para la película) y al principio tardé en entender por qué el director metía chistes malos en situaciones tensas, pero ya para la mitad entendí que no es que los chistes eran malos sino que el drama rural estaba atravesado por una comedia dominguera para crear un retorcido humor negro que hacia que me pregunte "¿Está bien qué me ría con esto? Pongo un ejemplo: en una parte la Señora está charlando con el ex marido (a quien ya se lo había acusado de violento) y en un momento el tipo revolea la mesa a la mierda,agarra a la Señora del cuello y la estampa contra la pared. Después aparece el hijo de ambos y le pone un cuchillo en el cuello al tipo para que suelte a la madre. A este cuadro de violencia de género y familia disfuncional se le suma la novia nueva del tipo (una especie de Jillian, la novia rubia de Bryan en Padre de Familia) y todos se quedan paralizados cuando la ven y ella dice que solo quería ir al baño. Esta estructura cómica la vimos miles de veces, pero acá el remate del chiste (que sería la chica presenciando la situación) no viene después de una narrativa humorística, todo lo contrario. Es ahí donde el tono se vuelve no solo interesante, también se vuelve fundamental para el relato. Y no quiero que se confunda esto que digo con un alivio cómico, porque no va por ahí. Aunque capaz que si y yo estoy diciendo cualquier cosa.
    Otra cosa fundamental para que todo ese ir y venir sea verosímil son las actuaciones de Frances McDormand, Sam Rockwell y Woody Harrelson. También hay que destacar la breve participación de Caleb Landry Jones (el hermano racista de Get Out) y la aún más breve y más participación de Tyrion Lannister, que me lleva a la conclusión que hoy por hoy es el único enano disponible en Hollywood.
    Hay ciertos aspectos que no me gustaron (y que incluso me parecieron una cagada) como oportunismo del guión para que la trama avance o un flashback desubicado o un ciervo mal hecho que me remitió al de The Walking Dead. Pero son detalles que no opacan la película, lo más importante es aceptar el tono que propone el director. Si no comprás eso seguramente la película no te va a gustar. En resumen, le voy a poner un 1581 sobre 1777.

(*) no es que come comida cruda. Como comida que no necesite cocción... como un tomate o una pera. 
   

martes, 9 de enero de 2018

Good Time



   ... esto no es un crítica.
... es una opinión egocéntrica que oficia de ayuda memoria


 La computadora no tiene ni dos meses y ya me está andando mal. Tiene sus buenos momentos donde va todo rápido y normal, donde somos felices y siento que somos el uno para el otro. Pero cada tanto todos los programas me dejan de responder, me ignoran, me rechazan.  A la noche se apagó sola, como si se hubiese ido sin avisar y dando un portazo. La volví a prender… y no prendía. Arrancaba, si. Solo el logo de la marca y después la pantalla se quedaba en negro. Reinicié un par de veces y siempre pasaba lo mismo. La computadora estaba ahí pero no me dirigía la palabra. Ni siquiera me miraba. Unos minutos después volvió a la normalidad. Me perdonó y yo la perdoné. Aún está en periodo de garantía, debería llevarla para que me la arreglen. Pero me da muchísima paja. Llevarla a arreglar significa desconectar todo, meter las cosas en una caja, buscar la garantía, llevarla hasta el técnico y dejarla ahí andá a saber cuánto tiempo. No tengo ganas. Me aferro a la esperanza de que esta situación no se vuelva a repetir.
    Cuando finalmente prendió me encontré con otra mala noticia. Internet se volvió a cortar. Otra vez. El cuerpo se me llenó de ira, indignación y desesperación.  Tuve ganas de destrozar toda mi casa como Tommy Weasu en The Room. Tuve ganas de ir con una antorcha hasta la central de Fibertel y prenderla fuego.
    No lo hice.
    Inhalé.
    Exhalé.
    Y me rendí. No hay nada que hacer. Internet volverá cuando tenga que volver y se cortará de nuevo cuando se tenga que cortar. Me tendré que acostumbrar a eso. Todos nos  tendremos que acostumbrar a lo mismo.
    Mis planes para esta noche eran ver Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, pero no la tenía bajada. Por suerte tenía otra película perdida por ahí que de no ser por el corte abrupto de internet no la hubiese visto nunca. Así que gracias al ineficiente servicio de Fibertel vi la mejor película del 2017.
    Good Time nos cuenta la historia de dos hermanos que asaltan un banco  pero en la fuga atrapan a uno de ellos. Cuestión que el otro va a estar casi toda la película intentando sacarlo. Y ese “casi toda la película” ocurre en una sola noche. Y ahí está el primer punto interesante que nos ofrecen, mostrarnos una noche eterna desde el punto de vista de un hombre desesperado por sacar a su hermano de la cárcel y dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguirlo. Enumerar las cosas que hace seria arruinarles la película, porque ahí está el segundo punto interesante, los giros argumentales. La película está tan perdida como el protagonista, en ningún momento tienen en claro hacia dónde quieren ir y cuando parece que encuentran el rumbo pegan un volantazo y se van para el otro lado.  El protagonista no sabe qué hacer y va improvisando sobre la marcha, y el director se las ingenió para que los espectadores tengamos esa misma sensación. La sensación de no saber qué va a pasar. Y acá mecho  con el tercer punto interesante, la cámara en mano. Siempre me gustaron las películas  filmadas con cámara en mano, siento que soy parte de la película y no que estoy mirando a través de una ventana. No quiero ser absolutista con esto porque no siempre la cámara en mano funciona bien y no siempre los planos fijos te dejan afuera. Acá funciona perfectamente porque llegás a sentir el mismo vértigo  y la misma adrenalina que el protagonista. Y ese es el cuarto punto interesante, el protagonista.
    Casi en la mitad de la película Natalia me pregunta:
    - ¿Ese es el de Crepúsculo?
    Me incorporo (porque estaba tirado en la cama) agudizo un poco mi vista y… efectivamente era el muchacho de Crepúsculo. Mucho más flaco y demacrado, supongo yo que para interpretar a este personaje. Creo que nunca lo vi actuar más allá de Crepúsculo y si me preguntaban no daba dos pesos por ese pibe. Acá me cerró el orto. Si bien no es una actuación tan versátil o virtuosa como otras que ya mencioné en este blog, es una actuación minimalista para que entiendas, justifiques y compartas todo lo que está haciendo. Hace lo necesario para que la película funcione.
    Si tuviera que destacar un quinto punto destaco el montaje, que se adapta a la vorágine del guión. En oposición a Call Me By Your Name donde el montaje es lento y tenemos que ver como los protagonistas se alejan y se alejan y se alejan hasta que se pierden en el horizonte, Good Time nos muestra lo que la historia necesita.  A veces quizás exageran en los cortes y no nos termina de quedar claro por qué tal personaje se unió a la aventura o cómo hicieron para ir de tal punto a tal otro. Pero en esta película no importa mucho el recorrido sino el destino.
    La mejor película del 2017 y una de las mejores del milenio. Mi puntuación 1604 sobre 1777.



domingo, 7 de enero de 2018

Last Flag Flying

... esto no es un crítica.
... es una opinión egocéntrica
egocéntrica y enojada


  Cuando me enteré de la existencia de esta película me dije "Esto no puede fallar", porque básicamente me dejé llevar por el elenco. Nunca averigüe de qué se trataba, ni leí una sinopsis ni vi un trailer. Consideré que si estaban Bryan Cranston y Steve Carell la película iba a ser irremediablemente buena. ¿Por qué? ¿Por qué ese fanatismo irracional a algo que no conocía? Lo puedo explicar brevemente. Cuando pienso en Bryan Cranston pienso en Breaking Bad y en su excelente interpretación de Walter White. Cuando terminó esta serie tenía más ganas que el mismo Bryan de que empiece a protagonizar películas. Esa sensación se me metió en el cerebro y echó raíces. Tanto se aferró que no me la pude sacar ni cuando vi Why Him?The InfiltratorTrumbo Wakefield... todas películas de Cine Shampoo con un Bryan Cranston mediocre. Y a pesar de que el tanteador va 1 buena contra 5 malas (contando Power Rangers) aún sigo creyendo que Cranston es un buen actor, y lo peor es que sigo esperando que protagonice algo a la altura de Breaking Bad.
    Antes de analizar a Steve Carrel explico un poco lo que es Cine Shampoo. Era un ciclo de cine que pasaban en Canal 13 los sábados y los domingos. Las películas que pasaban eran en general berretas, para toda la familia y simplonas. En resumidas cuentas películas olvidables. Con suerte pasaban Sopa de Gemelas seguida de los Goonies y ahí te zafabas la tarde. Volviendo a Steve Carrel...
    Con él pasa algo similar a lo que pasa con Bryan. Steve despegó cuando protagonizó la versión yanki de The Office y demostró que era tan buen actor cómico como drámatico. Lejos de un personaje típico de una sitcom barata, Carrel hizo con Michael Scott algo hermosamente complejo y tridimensional (*) La sensación fue la misma... cuando el tipo se vaya para el cine la rompe, me dije. Pero después de ver Café SocietyBattle of the SexesFoxcatcher descubrí que Steve tiene dos personajes: el excéntrico de The Office y el calmado. Sus matices rebotan entre esos dos puntos. Nada más.
    A este hypeo innecesario hay que sumarle que disfruto mucho las películas basadas exclusivamente en el guión y la actuación. Buenos ejemplos de este tipo de películas son CarnageTape, Fences y The Man from Earth. Un mal ejemplo de esto es Last Flag Flying.
    La cosa trata de tres ex combatientes de Vietman (a los dos que ya mencioné hay que sumarle a Morpheus) que se reencuentran después de muchos años porque Carrel quiere que lo acompañen a enterrar a su hijo muerto. A partir de ese encuentro los tres amigos van viajando de acá para allá poniéndose al día, riendo, llorando, peleando y demás recursos dramáticos. ¿Por qué la fórmula "tres buenos actores actuando si funciona en Carnage y acá no? Porque no es una fórmula. No basta con actuar bien y sentarte a mostrarnos todos tus recursos actorales como si fuese un catálogo. Tiene que haber cierto tipo de verosimilitud en el guión para que este vaya guiando al actor y no al revés. Acá todo parece forzado, como si el director les hubiese dicho "Acá se tienen que reír porque supuestamente son amigos", "Acá se tienen que pelear porque se llevan un poco mal" Pero no hay nada que sostenga esas indicaciones. Las situaciones son más parecidas a una clase de teatro que a una película en si.
    Steve Carrel no cae tan mal parado porque dentro de todo hace del Steve Carrel tranquilo. Morpheus no hace nada más que sonreír cada tanto. Pero Bryan... ay Bryan. Que desastre. De las sutilezas de Breaking Bad a esto. ¿Cómo pasó? ¿Qué pasó? ¿En qué te has convertido?
   Sin dudas las actuaciones y los pocos puentes que tiene el guión entre una situación y otra (incluso entre una frase y otra) son lo peor de la película. Pero todavía me falta hablar del mensaje. El hijo de Steve murió en la guerra, y a pesar de que el ejército le quiere hacer creer que murió como un héroe se termina enterando que no fue así, que se murió mientras estaba comprando no sé que cosa. Hasta ese entonces parecía ser una crítica al servicio militar yanki y a su necesidad de inventar héroes donde no los hay. Incluso hay un breve momento donde cuestionan el rol de Bush en todo el tema de la guerra. Pero la película termina con Carrel emocionado leyendo una carta que le dejó su hijo diciéndole de lo orgulloso que estaba de servir a la patria y de morir por la misma. Y pedía por favor que lo entierren con el uniforme. A esto hay que sumarle que lo entierran haciendo todo el protocolo militar, y Byan y Morpheus, que estuvieron gran parte de la película criticando al ejército, acá se ponen los uniformes para seguir paso a paso dicho protocolo. Entonces no entiendo si la película nos muestra una doble moral existente en el yanki promedio o si los personajes terminaron aprendiendo que lo mejor que te puede pasar es enlistarte y matar árabes por ahí.
    De a poco voy aprendiendo, pero igual aún no estoy listo para sacar a Bryan Cranston y a Steve Carrel de mi altar. Cinco o seis películas malas más y los saco. Mi puntuación es de 533 sobre 1777.

(*) Acá usé tres cosas que detesto leer en las críticas: referime al actor solo por el apellido, usar el adjetivo "hermoso", y decir "tridimensional. Les pido disculpas. 


Black Mirror, Temporada 4




... esto no es un crítica.
... es una opinión egocéntrica


Cuando me enteré que estrenaban una temporada nueva de Black Mirror me puse contento. "¡Me encanta Black Mirror!" grité en el patio de casa. El sábado siguiente a su estreno enchufé la compu al televisor, puse Netflix y me tiré en la cama con todas las intensiones de no levantarme hasta que los seis capítulos se terminen. Quince minutos después mi entusiasmo se fue disolviendo poco a poco hasta llegar a cero. Ahí me di cuenta de la verdad y tuve que decirla en voz alta:
    - ¡Pero si a mi no me gusta Black Mirror!
    Esta serie año a año logra engañarme haciéndome creer que soy fanático de ella cuando en realidad la detesto. Creo que soy víctima de este engaño por culpa del primer capítulo de la primer temporada, The National Anthem, el del primer ministro cogiéndose a un chancho. Ese capítulo me pareció excelente y fue ahí donde me metieron en la cabeza, como si fuese un capítulo mismo de la serie, la idea de que Black Mirror era una buena serie. Después de ese capítulo se fue todo en picada, pero lo peor es que el resto de los episodios no tienen nada que ver con el primero. Capítulo a capítulo fueron perdiendo el foco, y pasó de ser una crítica a la sociedad moderna y al abuso de las nuevas tecnologías a... no sé... una tecnología avanzada usada como la mierda.
    Ver Black Mirror es ver cada temporada con el mismo entusiasmo mentiroso que eventualmente se diluye, esperando que termine un capítulo para ver qué idea ingeniosa usan en el siguiente y como la arruinan minuto a minuto. A continuación voy a hablar de cada capítulo, no en el orden en que salieron sino del peor al mejor. Y cuando digo mejor quiero decir menos peor.

METALHEAD
El peor. Por lejos. Si a alguien le gustó este capítulo es porque se obnubiló con el blanco y negro y con las cámaras lentas. Es malísimo. Durante todo el episodio nos muestran a un mini Terminator persiguiendo a una Sarah Connor. Nada más. Nada más posta. ¿Cuál es la crítica acá? ¿Qué los robots asesinos son malos? Ya lo sabíamos. Aunque lo peor de todo es el final,  el plot twist. Toda esa persecusión, todo ese escape, toda esa hora de aburrimiento en blanco y negro fue porque la protagonista quería conseguir un oso de peluche para, supongo yo, el hijo. El capítulo termina develándonos esta información con el objetivo de que nos de ternura. Lo que me generó está muy lejos de la ternura. Mi calificación: una estafa.


COCODRILO
Parece que les quedó un guión sin usar en Coldcase o en Criminal Minds y lo metieron acá. El capítulo narra la historia de una mina que sin querer mató a un ciclista y escondió el cuerpo. Años después (varios) termina siendo testigo de un accidente. Por otro lado hay una detective (que en realidad es una agente de seguros pero acá cumple el rol de detective) que está investigando ese accidente usando "el juguete" del capítulo: un chip que te ponen en la cabeza para proyectar tus recuerdos en un pequeño televisor. Todo eso desemboca en que descubren a la mina y va presa. Ah, pará, porque esto es importante. La terminan descubriendo porque le ponen el chip a un hamster que justo vio como la tipa mataba a otra persona. Chau. Mi calificación: vergüenza ajena.


ARKANGEL
Acá "el juguete" del capítulo es uno que usaron como tres o cuatro veces: el dispositivo en la cabeza que proyecta todo lo que vez y escuchas en otro dispositivo. Una madre sobreprotectora le mete el bicho ese en la cabeza a su hija y la controla con una tablet. Hay una aplicación interesante que es un filtro, ponele, para mayores de dieciocho años. Cada vez que la piba ve algo con violencia o sexo se le pixela la imagen para que no quede traumada. Así crece la piba y se convierte en una adolescente medio boluda que no sabe como manejarse en el mundo.  El capítulo no sería tan malo de no ser porque el tres de la temporada uno, The Entire History of You, es muy parecido. En realidad sería igual de malo, pero al menos sería novedoso. En este capítulo queda demostrado que la gente de Black Mirror tiene buenas ideas pero no sabe como ejecutarlas. Les toma casi una hora desarrollar una historia que resulta predecible. Mi calificación: capítulo repetido.

USS CALLISTER
Acá entramos en la categoría de los capítulos no tan malos. En este, que es el primero, vemos la historia del Matt Daemon trucho, un capo del diseño de videojuegos que es bulleado por todos sus empleados. Él desarrolló un juego basado en Star Trek donde podés personalizar a los personajes, y obviamente se puso como el líder de la nave y a sus empleados como los lacayos. El plot de esta historia es que esos personajes están creados con ADN de las personas originales. O sea, hay gente real encerrada en un mundo virtual. Esta es la segunda vez que se introducen en el mundo de los videojuegos. Ya pasó algo similar en Playtesting, el dos de la temporada tres. No veo la necesidad de que pase de nuevo. De todas formas el capítulo es bastante ameno y el mensaje es interesante: "usar el ADN de tus compañeros de trabajo está mal". Mi calificacion: zafa.

HANG THE DJ
Si este capítulo está en un segundo puesto no es porque sea un mooy bueno, sino porque es el que recupera un poco el espíritu de la serie. Acá no son tan importantes los protagonistas, el foco está puesto en "el juguete" y como afecta la realidad del cotidiano. Estoy hablando de una especie de Tinder que te empareja con alguna persona pero determina cuánto tiempo vas a estar con ella. Pueden ser desde horas hasta años, no sé sabe. Lo único seguro es que no va a ser para toda la vida porque lo que hace el programita es ir estudiándote mientras te relacionas con distintas personas para finalmente encontrar al amor definitivo. Con que el que, obligatoriamente, te tenés que casar. Muy parecido a The Lobster de Yorgos Lanthimos. Al final hay un plot twits super ñoño que no me voy a gastar en describir porque en cierto punto desestima todo lo que pasó anteriormente. Mi calificación: zafa un poco más que el anterior.

BLACK MUSSEUM
En este capítulo los productores de la serie demuestran que entienden como deberían hacer las cosas pero deciden hacerlas de otro modo. Todos los capítulos anteriores duran media hora más de lo que tendrían que durar, pero acá en una hora cuentan cuatro pequeñas historias con el tiempo justo y necesario. Este capítulo sirve para reflexionar sobre la serie en general, una serie que tiene ideas muy buenas pero muy mal desarrolladas. Los capítulos tienden a querer complacer a todo el mundo y a demostrarnos que lo más importante es el amor (por suerte no siempre hacen foco en lo heterosexual) San Junipero, por ejemplo, es una idea que me parece excelente pero la usaron para contar una historia de amor terriblemente pelotuda. Que es lo mismo que pasa con Hang the Dj o con Nosedive (el primero de la tercera, el del super Instagram) Buenas ideas en malas historias, ese tendría que ser el subtítulo de esta serie. Quizás con este capítulo, que nos da a entender que todas las historias ocurrieron en un mismo universo, le dan un punto final a la serie. No lo sé. Por lo menos que le den un punto y aparte.
Escribo todo esto para que el año que viene en vez de caer nuevamente en la ilusión de una quinta temporada recuerde lo que verdaderamente me significa Black Mirror. Lo único que rescato de esta experiencia es que me dio ganas de ver La Dimensión Desconocida, y me bajé todos los capítulos.

sábado, 6 de enero de 2018

Wonder Wheel

    La primer salida al cine del año. Fui caminando hasta Cinema City y en el medio hice una parada en el kiosco para interrumpir brevemente mi dieta de NO-HARINAS comprándome una Rhodesia. No comía rhodesias desde hacía varios meses y me llevé la desagradable sorpresa de que habían reducido su tamaño. Esto ya pasó un tiempo atrás cuando las hicieron un poco más angostas. Pero ahora las hicieron un poco más finas. Pareciera que la rhodesia va a la par de la crisis nacional, como un símbolo que nos recuerda que se está yendo todo a la mierda.
    Entramos al cine y notamos que había más gente de la que esperaba. Casi todos matrimonios sesentones bien vestidos. Hombres de camisa y camperas marrones, mujeres con echarpes y cabelleras teñidas. Claro, es sábado a la noche. La entrada sin descuento está 170 pesos, es el día y horario perfecto  para que los jovatos salgan tranquilos al cine sin tener que soportar a la juventud que ellos consideran insoportable. Lo son.
    Después de varios trailers de películas europeas y argentinas empezó la película. Es fácil adivinar como va a empezar una película de Woody Allen. Un fondo negro, música de jazz de fondo, letras blancas con la tipografía característica mencionando el reparto y después la voz en off del narrador situándonos en tiempo y espacio: Coney Island, años cincuenta. Lamentablemente el narrador es Justin Timberlake, y hay que soportarlo casi toda la película. Para compensar está Kate Winslet que interpreta a una madura ama de casa atravesada por los conflictos de no llevar la vida de actriz que siempre soñó, de tolerar a su esposo alcohólico y machista y de educar a su hijo con tendencias piromaníacas. Encuentra un mísero escape de felicidad teniendo un romance con Justin, pero inmediatamente se le desmorona todo cuando aparece la hija de su marido, una rubiecita más joven que ella, que se roba el corazón del ex NSYNC. A todo esto la rubiecita es la ex mujer de un capo mafia que la busca por todos lados.
    Para narrarnos esta historia el pederasta Allen utiliza una puesta en escena  ya clásica en su filmografía: la cámara a disposición de los actores. Hay varios planos secuencia donde seguimos a los protagonista que van y vienen por la casa llevando adelante el conflicto. Incluso hay dos o tres escenas donde el plano está fijo en Kate durante cuatro o cinco minutos mientras ella monologuea como una campeona. Cuando terminó la película una señora de corte carré que estaba atrás mío le dijo al marido "Fue muy teatral". Le hubiese respondido que si, que tenía razón. Pero no hablo con mujeres con más de sesenta años.
    Kate es el alma de la película, y como pasa en Blue Jasmine o en The Purple Rose of Cairo, el papel fue escrito a la medida de la actriz. ¿Qué significa eso? Casi nada. Básicamente es una forma elegante de decir que la actriz estuvo bien. Pero socavando un poco más en esa frase trillada y de crítica berreta podría significar que ese personaje no lo hubiese podido hacer cualquier otra actriz, por más buena que fuera. Quizás una Jessica Lange, o quizás una Susan Sarandon, alguien que tenga cierto peso actoral y un dejo de hinchades de huevos (o de ovarios estúpido machista). Creo que Kate hace la mejor interpretación de su carrera, o por lo menos comparte podio con sus papeles en The Reader o Revolutionary Road. Pero en un extremo opuesto está el carilindo Justin, que durante la primer mitad no molesta pero ya en la segunda donde tiene que actuar un poco más queda muy expuesto por no decir que queda como un pelotudo. El año pasado Woody nos demostró que la piba de Crepúsculo si quiere puede actuar bien, este año no pudo hacer lo mismo con Justin. Actuar no es para cualquiera.
    Woody Allen está lejos del mejor Woody Allen, pero no tan cerca del peor. En sus últimas diez películas hizo más foco en la dirección de fotografía y de arte que en otra cosa. Creo que en Wonder Wheel logra su mejor trabajo (que en realidad no es SU trabajo) Y si bien es visualmente perfecta queda un poco raro en la playa haya cincuenta personas vestidas en una misma gama de colores.
    Mi puntuación es 1066 sobre 1777.

Brawl In Cell Block 99

...esto no es una crítica.
Es un recordatorio para Jorge del futuro
Para cuando no me acuerde nada de nada


    Era viernes. Me desperté a la una del mediodía, desayuné y me volví a acostar para ver esta película. Eso significa que es enero. Si bien sigo trabajando igual que el resto del año siento que este mes me da la impunidad de llevar esa vida parasitaria sin vergüenza.
    Esta película me llegó por varias recomendaciones (específicamente de Matías Parkman, El Facha y Pereza) y además la vi en varias listas de las favoritas del 2017. A esto le sumo que las historias ambientadas en cárceles me atraen bastante. Y el poster es bastante atractivo, pero parecido al de la película Celda 911. Todos esos motivos hicieron que tipo una y media del mediodía le diera play a Brawl In Cell Block 99. Dos horas después me sentí estafado. Después se me pasó.
    Esta película nos muestra a Vince Vaughn tratando de salir de su lugar de actor cómico barato y hacernos creer que es un actor que se adapta a cualquier género. Acá interpreta a un ex boxeador que como no tiene un mango se pone a traficar drogas. Un día lo atrapan y lo meten preso. Todo esto le lleva al director como cuarenta minutos de película. Pero ni bien puso un pie en la cárcel dije "Genial, ya está en el bloque 99" Pero no. No estaba ahí. A todo esto los narcos le secuestraron a la mujer y tienen intenciones de abortarle al pibe que lleva en su vientre... a menos que... A menos que Vince se haga meter en otra cárcel de mayor seguridad para matar a un tipo. Vince caga a piñas a un par de guardias con tanta suerte que lo trasladan a dicha cárcel. Todo esto llevó otros quince minutos. Pero ni bien pone un pie en la cárcel dije "Genial, ya está en el bloque 99" Pero no. No estaba ahí todavía. Para eso faltaba que se cague a piñas con otros guardias para que lo castiguen y lo metan en el bloque 99. Así que finalmente, después de una hora y pico de película, llega al dichoso bloque. No voy a seguir relatando el argumento porque no hace falta.
    La película en general no me gustó. Tiene muy buenas peleas, filmadas casi sin cortes y dejando que los actores hagan su coreografía. Se cagan a piñas feo. Feo feo. Los golpes se sienten como verdaderos. Cada tanto los sonidos de los huesos rotos me hicieron acordar un poco a uno de los últimos  Mortal Kombat que salió (*), pero eso era apenas un adelanto de lo que se iba a venir. Las peleas gradualmente van tomando un tono más bizarro al mismo tiempo que Vince se va transformando en un Logan imbatible capaz de aplastarte la cabeza de un pisotón o decapitarte a patadas.  Desconozco las intenciones del director, pero si fueron mostrar peleas realistas fracasó rotundamente. Y si fueron mostrar peleas brutalmente exageradas se quedó corto. Más si viste Machete o Ricky Oh.
    Brawl In Cell Block 99 arranca recién en la segunda hora. La primera es una pérdida valiosa de tiempo donde nos presentan a un personaje que no hace falta conocer. A esto hay que sumarle una espantosísima metáfora de la crema y la leche. Él cuenta que cada vez que va a tomar un café a la estación de servicio los "dispenser" de crema y leche no tienen carteles, y él termina eligiendo al azar pero nunca le toca lo que quiere. Después compara ese hecho estúpido con su vida, más o menos reflexiona con que nunca tiene lo que quiere, y que su sueño es que alguna vez le toque el dispenser de crema cuando quiere crema. Lo expliqué como la mierda, en la película está mejor explicado pero no por eso suena menos idiota.
    Hay algunos aspectos destacables en cuanto a planos y fotografía, pero no quiero perder tiempo en eso. Prefiero usarlo en señalar lo infantiloidemente malo que es el director de la cárcel. ¡No sabés lo que le hace! Lo obliga a cambiarse en frente de los guardias... lo pone en una celda con un inodoro todo cagado... después lo pone en otra celda con el piso lleno de vidrio. Pero que malote. Claramente esta gente no vio Tumberos. Pobre de ellos. Es importante destacar el personaje ese está interpretado por Don Johnson, el de Miami Vice.








    Básicamente esta podría haber sido una película de Liam Neeson, pero se hicieron los pretenciosos y quedaron a mitad de camino entre Taken y Ricky Oh. Si mi puntuación parece un poco elevada es gracias a la escueta pero precisa actuación de Vince y a los momentos violentos más realistas que hicieron que me duelan un poco las articulaciones. Así que le pongo un 812 sobre 1777.

(*) No recuerdo que número de Mortal Kombat es. Es uno que jugué con René en su X-Box. Los personajes tienen un movimiento especial que cuando lo ejecutan se hacen unos primerísimos primeros planos a los huesos y se ve y se escucha como se rompen.

jueves, 4 de enero de 2018

Kokuhaku (Confessions)

   ...esto no es una crítica.
Es un recordatorio para Jorge del futuro
Para cuando no me acuerde nada


Internet es el servicio más caro, el que peor anda y el más necesario. Necesario tanto por mi trabajo como por mi entretenimiento, pero además porque me mantiene centrado en la realidad. Cuando internet se corta yo me pierdo, como si fuese un personaje de los Sims al que metieron en una habitación y le borraron la puerta para poder salir. Si pudieran verme cuando internet de corta me verían sentado en mi silla, en el medio del comedor mirando para todos lados sin saber qué hacer. Soy como un perro que cuando se va su dueño se queda paralizado mirando la puerta. Yo me quedo paralizado mirando el modem.
    La última vez que pasó eso, o la anteúltima vez, con Natalia nos dimos cuenta que no teníamos ninguna película para mirar. Pero ella revisando en lo más recóndito de su carpeta de descargas encontró una que se había bajado semanas atrás por recomendación de no sabemos quien. Era una película japonesa del año 2010, nada podría haberme entusiasmado menos. Me preguntó si la quería ver... le dije que no sabía. Ella le metió play igual. Natalia es mucho menos prejuiciosa que yo para ver películas. Yo dije que le daba diez minutos, que si no me enganchaba me iba a la mierda. Hay que tener en cuenta que estaba de muy mal humor por la falta de internet. Aún así la película no tardó ni dos minutos en atraparme y se convirtió en mi favorita del 2010 y probablemente una de mis favoritas de la vida. Después de escribir eso googlié cuáles fueron las películas estrenadas en el 2010 y no encontré ninguna buena. Aunque mi investigación no fue muy exhaustiva.
    Confessions (o Kokuhaku en su idioma original) empieza con una maestra hablándole a su clase, un grupo de pubertos japoneses maleducados que no tienen ni la más mínima intensión de prestarle atención... hasta que les dice que dos de ellos fueron los responsables de la muerte de su pequeña hija. Y ahí todos prestan atención... incluso los espectadores. Nadie se esperaba que la maestra saliera con tal declaración, así como tampoco nadie esperaba que su venganza fuese poner sangre contagiada con HIV en la leche de los dos alumnos responsables, y tampoco me esperaba que de ahí se remificaran un montón de historias donde todas mantienen un factor en común: adolescentes psicóticos en busca de venganza.
    Por un lado vemos la historia de la maestra y lo que ya mencioné. Después empezamos a ver las historias de los dos adolescentes que mataron a la nena, después las historias de los padres de los adolescentes y después la historia de la novia de uno de los adolescentes. No voy a entrar en detalles sobre de qué trata cada historia, porque lo interesante no es solo el QUÉ sino el CÓMO. Como la mayoría de las veces. Vamos conociendo cada historia a través de flashbacks y flashforwards en un montaje frenético(*), y cada vez que pensamos que sabemos LA VERDAD nos cuentan el mismo hecho  desde otra perspectiva y descubrimos que LA VERDAD es otra. No sé si estamos ante un caso de efecto Rashomon o narrador no fidedigno, pero por lo menos ante uno que nos va a ir contado la historia en partes. El rompecabezas lo terminamos de armar recién cuando la película termina y nos damos cuenta que cada acto de atrocidad perpetuado por los personajes tuvo de fondo un fin "noble". Con fin noble me refiero, por ejemplo, a querer que tu madre abandónica te preste un poco de atención, y con atrocidad me refiero a matar a una nena para salir en las noticias, De esta forma los espectadores tenemos que estar cien por ciento comprometidos con el filme(**)  nada de andar usando el celular ni salteando la película.
    Me gusta el cine oriental por los mismos motivos que me gusta el cine alemán, porque no tienen miedo de derribar héroes ni de enaltecer villanos. La fórmula hollywoodense nos acostumbró a películas donde el bueno siempre será el bueno y el malo siempre será el malo... pero nunca tan malo. Los orientales, con esta película y con casi todas sus películas, nos muestran que los humanos podemos tener fines muy nobles pero medios muy sádicos para llegar a ellos. Así construyen personajes complejos. Creo.
    Puede que Confessions se torne un poco exagerada hacia el final, y el recurso de pensaste que iba a pasar una cosa pero al final pasó otra empiece a perder un poco la gracia, pero bueno... pocas películas son perfectas.
    Mi puntuación es 1712 sobre 1777

(*) Montaje frenético: Definición que le gusta decir a los críticos de cine cuando el montaje no es convencional. Lamento haberla usado pero define muy bien a la película. El montaje tiene la misma rabia y la misma euforia que los adolescentes protagonistas. Podría haber dicho "montaje furioso", pero me pareció demasiado pretencioso. 
(**) Odio decir "filme" o "cinta", pero no quiero repetir tantas veces la palabra "película"


I, Tonya

   ...esto no es una crítica.
Es un recordatorio para Jorge del futuro
Para cuando no me acuerde nada


 Parece que la historia de Tonya Harding es considerada como uno de los escándalos más importantes de la historia del mundo del deporte. Nunca me enteré de lo que pasó hasta meses atrás de ver la película, y esto puede ser o porque el patinaje sobre hielo nunca fue muy popular en mi país o porque justo en ese año (en el 94) ocurrió otro escándalo deportivo mucho más relevante, por lo menos para mi. Me refiero a la enfermera llevándose de la mano a Maradona para hacerle el control antidopping que eventualmente iba a dar positivo. En ese entonces yo tenía ocho años y no recuerdo absolutamente nada del mundial. Pero si recuerdo a un periodista anunciándole a todo el país que el dopping fue positivo, e inmediatamente lo mecharon con la escena de la enfermera que mencioné antes. Que Maradona se drogaba no era una novedad, pero él aseguraba que justo durante esos días no lo había hecho, que fue todo un complot entre Grondona y otros dirigentes de la FIFA. Y frente a las cámaras tiró una frase que quedó para siempre en nuestra cultura popular: Me cortaron las piernas. Ese día se le rompió el corazón a un país. Exagero. Solamente a los que les gusta el fútbol o a los que se le rompe el corazón con boludeces. Irónicamente toda esta situación ocurrió en Estados Unidos, sin embargo para los yankis fue mucho más relevante que una patinadora importante como Tonya Harding contrate a unos sicarios para que le rompan la rodilla a su competidora Nancy Kerrigan.
    Viendo la película me di cuenta que el hecho en si ya lo había visto en otro lado sin saber que estaban haciendo una alusión al tema. En el capítulo de Los Simpsons, ese donde Homero arma su propio grupete de bowling, hay una escena donde Moe le da un tubazo en la rodilla a Burns para que no pueda jugar. El chiste acá es que ocurre todo lo contrario, el golpe le acomoda la rodilla dislocada que se estaba quejando. Gracias Llanero Solitario.
    En la película, y en la historia real también, pasa lo que uno espera que pase. El tubazo le rompe la rodilla a la patinadora enemiga de Tonya y a partir de ahí se desencadenan una serie de investigaciones que terminan descubriendo que fue su marido y su guardaespaldas quienes orquestaron todo el asunto. Ella sale libre de cargos aunque le prohíben volver a patinar en competencias oficiales. La película abarca estos hechos aunque nos cuentan la historia desde los inicios de Tonya como patinadora, su relación con la madre, con su marido golpeador y cómo tuvo que amoldar su personalidad y estilo de vida para que su país la considere apta para representarlo en los juegos olímpicos.
    Con una puesta en escena muy parecida a una película de Scorsesse mezclado con un formato de falso documental I, Tonya nos va llevando por la vida de la patinadora ya mencionada de una forma muy ágil y dinámica, dos palabras que realmente no significan nada. Pero sería algo así como el principio de Goodfellas. La primer hora no te hace descansar un minuto porque te pasea por entrevistas, escenas en el presente, escenas en el pasado, personajes hablándole a la cámara y montajes musicales con temas de los ochenta, algunos ya usados recientemente en películas de Marvel. Se luce bastante nuestra querida Margot Robbie que, no muy lejos de Harley Quinn, interpreta a esta sacada y violenta pero sensible patinadora que lo único que sabe  hacer en la vida es patinar. En el top de mejores actuaciones le sigue Allison Janney, quien interpreta a la madre. Que no será un personaje muy original (es una madre manipuladora y egoísta, muy parecida a la mamá de Tony Soprano) pero ella lo sabe llevar de una forma muy personal. Como espectador vas pululando entre quererla y odiarla o entre justificarla y condenarla hasta que finalmente nos demuestra que es la verdadera villana en la vida de Tonya. Aunque no se queda atrás (ni en actuación ni en violencia) el marido de Tonya interpretado por Sebastian Stan (más conocido por hacer del soldado de invierno) Creo que las escenas donde él le pega a su mujer son las más logradas porque le escapan a la solemnidad de una escena típica de violencia de género pero sin trivializar el hecho. La película en general esquiva la solemnidad que Hallmark Channel le hubiese impreso a la cinta y nos cuenta esta tragedia con ciertos toque de comedia o de sátira, pero sin que se corra el foco en lo trágico.
    En el párrafo anterior dije que la primer hora es ágil y dinámica, pero pasa todo lo contrario(*) con los últimos cuarenta o cincuenta minutos. Una vez que los protagonistas se deciden a realizar el delito (partirle la rodilla a una patinadora) pasa bastante tiempo hasta que lo concretan, y mucho más tiempo hasta que la película termina. Pareciera que no hay mucho más que contar después de eso, pero el director se empecinó en seguir rodando escenas aunque ya ninguna sumara nada. Y hay que tener en cuenta que los recursos que funcionan muy bien al principio ya para esta altura cansaron.
    En resumen hubiese sido una excelente película si hubiese durado una hora, pero creo que si dura una hora ya no sería película y ya no podría viajar por festivales ni ser nominada a los Oscar. Entonces... más en resumen aún, los festivales y las premiaciones están arruinando el cine.
    Es importante destacar que este fue un proyecto personal de la Margot. Después de actuar en Suicide Squad y en The Wolf Of Wall Street se pudo haber quedado sentada en su casa esperando que Hollywood decidiera si la necesitaban como ícono sexual de películas de superhéroes o como una actriz más versátil. Al final no tuvo ganas de esperar nada. Compró el guión, se armó su propia productora independiente y se financió su película. En tu cara Scarlett Johansson.
    Mi puntuación 938 sobre 1777.


(*) Bueno, no sé si "todo lo contrario", pero me pareció lindo decirlo así. 


Ey, Harley Quinn

miércoles, 3 de enero de 2018

Call Me by Your Name

...esto no es una crítica.
Es un mensaje para Jorge del futuro.

   
    Me dieron ganas de ver esta película porque la recomendaron dos o tres veces. No me acuerdo quien ni tampoco me acuerdo por qué validé esas recomendaciones, la cuestión es que la bajé y la vi. Para ser más exacto la vi la madrugada del jueves cuatro de enero, a eso de la una de la mañana. La vi con Natalia mientras tomábamos mate. Aunque también tomamos café. Pero eso no es importante. Es más, nada de lo que voy a escribir va a ser importante ni va a tener relevancia. Lo escribo como un recordatorio a futuro. Viendo está película me acordé de Lolita (la de los 90) pero me di cuenta que en realidad no me acordaba de nada. No tengo ningún recuerdo de esa película. Ni si me gustó, ni si tenía alguna escena buena, ni con quien la vi, ni donde. Nada. Básicamente es como si no la hubiese visto. Por eso voy a intentar acostumbrarme a escribir en este blog a modo de ayuda memoria por si en algún futuro quiero saber que me pareció tal o cual película. 
    Call Me By Your Name nos cuenta la historia de una familia italiana que está compuesta por el padre, la madre y el hijo puberto que se llama Ellio. Ellos tienen mucha plata, son muy snob y mentalmente abiertos. Un día cae un amigo de la familia a pasar el verano, un tal Oliver. Él es rubio, lindo, canchero, inteligente y simpático. E inesperadamente el muchacho puberto se empieza a sentir atraído por el maduro yanki. El sentimiento es mutuo. Tienen un breve romance veraniego y cuando el verano se termina... el romance también. Básicamente de eso trata la película. 
    Creo que lo más interesante de esta cosa es la sutileza, y acá no puedo evitar compararla con otras dos películas de temática similar: Lolita y The Graduate. Lejos de ese plano de Lolita comiendo una banana y más lejos aún de ese plano por debajo de la rodilla de la señorita Robinson, acá la seducción entre Oliver y Ellio es imperceptible. Empieza con unas miradas, después un masaje, después una invitación a nadar y cuando nos queremos acordar ya se están besando en el pasto.  A partir de ahí empieza una historia de amor quizás convencional pero no por eso deja de ser atractiva. No esquiva los aspectos sexuales pero tampoco queda en eso. Además de calentarse mutuamente, entre Ellio y Oliver hay una profunda admiración 
    Si bien el enganche de la película es que trata de un hombre maduro manteniendo una relación con un pibe menor que él y del mismo sexo, pasada la primer mitad ya deja de importar. Porque a diferencia de Lolita o de The Graduate, Call Me By Your Name no habla de un amor prohibido, habla del despertar sexual de un adolescente. El director (o el guionista) no emite ningún juicio de valor ante este vínculo ni hay una bajada de línea moral. Como si pasa en las otras dos películas que mencioné. 
    Es este adolescente, Ellio, el que sostiene toda la historia. El actor se llama Timothée Chalamet, y si la película es recordada en la posteridad es gracias a él. No quiero desmerecer al actor que hace de Oliver, pero el eje de la película es el conflicto interno del Puberto. No hay otro conflicto. Incluso el guión se esfuerza demasiado para demostrarte que por fuera de eso está todo bien. El amor es correspondido, los padres no se oponen, la ex novia tampoco, ninguno se reprime. Nada. El vínculo fluye y vemos como inevitablemente se destruye. 
    Cuando Oliver se va para siempre, Ellio y su padre tienen una conversación que seguramente fue la envidia de todos. ¿A quién no le hubiese gustado tener un padre que te entienda sea cual sea tu problema y que te aconseje diciéndote "cada uno vive la vida como quiere? Todos queremos padres así y seguramente muy pocos lo tuvieron. 
    Por último quisiera destacar el plano final, el larguísimo plano final de Ellio mirándo la chimenea después de enterarse que Oliver se va a casar. Ahí el puberto resume, en quizás la mejor actuación del siglo, todo lo que vivió en la película. Con transiciones casi imperceptibles pasa por la angustia, por el enojo, por la frustración, por la resignación y finalmente por la aceptación. Un crack. 
    Si tuviera que hablar de las cosas malas de la película hablaría de los aspectos técnicos. No hay planos sobresalientes, ni fotografía destacable, ni música recordable. Incluso hay ciertos aspectos del montaje que arruinan un poco la experiencia. Pero creo que la película no nos quiere mostrar esas cosas. También podría críticar una polémica escena sexual entre Ellio y un durazno, y la mega berreta secuencia de títulos iniciales. Pero la película no se trata de eso, la película quiere mostrar un vínculo y lo muestra bien. Punto. 
    Mi puntuación: 1549 sobre 1777.